La Diócesis de San Juan de los Lagos es la Iglesia Católica que subsiste en 21 municipios de los Altos de Jalisco, la Ciénega y una comunidad del Bajío Guanajuatense.
Monseñor Francisco Javier Nuño Guerrero inició su servicio en la diócesis de San Juan de los Lagos a partir del 29 de junio de ese 1972.
Durante más de ocho años de trabajo, monseñor Francisco Javier creó las instituciones básicas de la diócesis: El Seminario, que funcionaba como auxiliar de Guadalajara desde 1903. Monseñor Francisco Javier lo constituyó como Seminario Diocesano desde el 1 de septiembre de 1972; así mismo, estructuró la Curia Diocesana, el Consejo Presbiteral, los Secretariados y la escuela Catequística; también se erigieron nueve parroquias. Durante su labor se distinguió por su sencillez y fidelidad a la Iglesia.
Presentó su renuncia en diciembre de 1980 y fungió como Administrador Apostólico de la Diócesis de San Juan de los Lagos hasta el 4 de septiembre de 1981.
Monseñor Francisco Javier Nuño Guerrero murió en Guadalajara el 1 de diciembre de 1983, a solo dos días de cumplir 78 años.
Monseñor José López Lara asumió el cargo como Obispo diocesano después de la renuncia de monseñor Francisco Javier Nuño Guerrero. Durante su servicio histórico para la Diócesis de San Juan de los Lagos fue la creación del Colegio de Consultores y el Consejo de Asuntos Económicos; fue un impulsor de la Pastoral Orgánica y logró la elaboración y ejecución del Primer Plan Diocesano de Pastoral, mismo que abarcó los años 1985 a 1988. También impulsó la creación de estructuras pastorales a nivel decanal y parroquial.
Monseñor José López Lara murió un 25 de abril de 1987 ; sin embargo, la vigencia del Plan Diocesano de Pastoral se extendió por un año más gracias a que quedó como Administrador diocesano el canónigo Luis Navarro Romero.
En el año 1988, asumió el cargo de Obispo diocesano monseñor José Trinidad Sepúlveda Ruiz-Velasco, quien impulsó la construcción de la Casa de Pastoral Juan Pablo II y la elaboración y puesta en marcha del segundo (de 1989 a 1995) y tercer (de 1995 al 2000) Plan Diocesano de Pastoral.
El 8 de mayo de 1990, monseñor José Trinidad marcaría la memoria de los fieles de la Diócesis de San Juan cuando, con gran entusiasmo, recibió la visita del ahora Santo, papa Juan Pablo II. Justo en esta etapa se comenzaron a realizar Asambleas a nivel decanal y parroquial.
Monseñor Javier Navarro Rodríguez inició su trabajo pastoral en la Diócesis de San Juan de los Lagos en el año 1999.
Dirigió la preparación y aplicación del IV Plan Diocesano de Pastoral. Durante su servicio, fueron elaborados documentos fundamentales para la dinámica pastoral, como el Manual de Decanos y la Guía para la Visita Pastoral, quedando en proceso el Manual de Párrocos.
En julio de 2007, monseñor Javier Navarro Rodríguez se despidió de la Diócesis de San Juan de los Lagos para trasladarse a su nueva encomienda: Zamora, Michoacán.
Monseñor Felipe Salazar Villagrana fue ordenado y nombrado quinto Obispo de esta diócesis el 14 de mayo de 2008.
Continuó la aplicación del IV Plan Diocesano de Pastoral y promovió la encarnación del pensamiento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe que se reunió en Aparecida, Brasil. Dirigió la preparación y aplicación del V Plan Diocesano de Pastoral.
Obispo emérito desde el pasado 2 de abril del 2016.
Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe es el menor de 6 hijos del señor Héctor Manuel Cavazos Gutiérrez (+) y la señora Lidia Arizpe de Cavazos (+)
Ingresó al Seminario el 17 de agosto de 1980, donde realizó los estudios de Humanidades y Filosofía, enviado al trienio Teológico y Licenciatura en Teología Moral a la Universidad Pontificia de México de 1984 a 1989.
Ordenado Diácono el 15 de agosto de 1988 y Sacerdote el 31 de enero de 1989.
Servicios Pastorales:
Director Espiritual del Curso Introductorio del Seminario de Monterrey de 1989 a 1993.
Director Espiritual del Instituto de Filosofía y Maestro de Teología Moral de 1993 a 1999.
Director Espiritual de Teología y encargado del área de Apostolado de Teología de 1999 a 2002.
Párroco en la parroquia de Jesús el Buen Pastor de Monterrey Nuevo León, desde el 3 de agosto de 2002. Profesor de Teología Moral del Seminario de 2002 a 2008.
Encargado de la Dimensión Intelectual de la Comisión del Clero de Monterrey y de la Provincia, así como colaborador en el mes de renovación sacerdotal de 2004 a 2008.
Nombrado Obispo Titular de Isola y Auxiliar de Monterrey por el Papa Benedicto XVI el 7 de enero de 2009. Ordenación Episcopal el 26 de marzo de 2009.
Cargos en la Provincia Eclesiástica de Monterrey:
Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Monterrey del 7 de febrero al 5 de diciembre de 2012.
Administrador Apostólico de la Diócesis de Nuevo Laredo de 29 de julio de 2015 al 13 de enero de 2016.
Encargado para los Seminarios.
Encargado de la Comisión para el Clero.
Cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano:
Miembro del Consejo Permanente de la CEM por la Provincia de Monterrey de 2009 a 2016.
Comisión Episcopal para la Universidad Pontificia de México de 2009 a 2016.
Responsable de la Dimensión Pastoral Laboral de 2012 a la fecha.
Equipo Episcopal de la Dimensión Justicia, Paz, Reconciliación, Fe y Política del 2014.
Nombrado Obispo de la Diócesis de San Juan de los Lagos, por el Santo Padre Francisco, el día 2 de abril de 2016.
“Este es el anhelo y la razón de la entrega a Dios de Monseñor Jorge Alberto: Que su vida y la de toda su grey tenga a Cristo por cabeza”.
Al centro el Cristograma, formado por las letras iniciales de la palabra griega Khristós, que significa “ungido”, a este signo también se le llama Crismón. Es utilizado como expresión de Cristo Rey y Señor.
Flanqueando el Cristograma las letras Alfa y Omega, primera y última del alfabeto griego, significan que Cristo es Principio y Fin.
El Cristograma está puesto al centro del escudo como expresión de que Cristo es todo, de Él depende todo. El crismón es de color dorado y significa la dignidad, el poder y el reinado de Cristo.
Aparece inmediatamente después la silueta de la Virgen de San Juan, perfectamente unida a Cristo y a su misión, por eso el manto, su corona y los ángeles son de color dorado, como el Cristograma.
En el manto de la Virgen, expresión de su santidad, dignidad y cuidados maternales se unen dos diócesis, representadas en dos elementos.
La barca representa a la Arquidiócesis de Monterrey. Esta imagen está en el presbiterio del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia Independencia de Monterrey, lugar donde fue bautizado y educado Monseñor Jorge Alberto. Al mismo tiempo representa a toda la Iglesia y la fe guiada y cuidada por la Virgen María.
Por otro lado, las palmas de los mártires representan a la Diócesis de San Juan, por los mártires que nacieron o entregaron su vida en esas tierras.
El campo o fondo del escudo es rojo, representando la Pasión y Muerte de Cristo y las vicisitudes de esta vida, que en Él y por los ruegos de María Santísima pueden ser superadas.
El escudo está enmarcado por un sombrero color verde adornado con doce borlas, seis a cada lado, que indica que es el escudo de un obispo.
Finalmente, el lema está basado en la cita de Efesios 1,10: “que todas las cosas tengan a Cristo por Cabeza“, resumido en el lema de San Pío X: “instaurare omnia in Christo”. Este es el anhelo y la razón de la entrega a Dios de Monseñor Jorge Alberto: Que su vida y la de toda su grey tenga a Cristo por cabeza.
«Por tu limpia Concepción y Belleza sin igual, cúbrenos con tu manto Madre Santísima de San Juan»
Se trata de una estatua de 33 centímetros de altura que representa a la Inmaculada Concepción. De manufactura indígena, hecha de pasta de caña de maíz en los talleres de Pátzcuaro, Michoacán. Fue llevada y donada al pueblo de San Juan Bautista de Mezquititlán por el venerable Fray Miguel de Bolonia.
Después de la reanimación de una niña, en el año de 1623, la imagen fue adquiriendo notoriedad en la región. La tradición señala que una niña, hija de una familia de cirqueros que pasaba por San Juan de los Lagos, ejecutó unas suertes en trapecios y sobre las puntas de espadas y que, resbalando, cayó sobre ellas y murió.
Según la información juramentada de testigos oculares que recogió el capellán Juan Contreras Fuerte en el año de 1634, y quien personalmente conoció a la indígena Ana Lucía, consta que esta mujer indígena, colocando la Imagen de la Virgen sobre el cuerpo muerto de la niña, la hizo volver a la vida.
Este hecho, conocido como “el primer milagro”, ha provocado desde entonces que millones de peregrinos, incluso de fuera de México, asistan con fe a San Juan de los Lagos, buscando algún milagro.
En 1634 el Obispo de Guadalajara, Arquidiócesis a la que pertenecía San Juan, autorizó la devoción a la imagen de la Virgen y proyectó convertir la antigua ermita en un santuario. El 30 de noviembre de 1732 se bendijo y colocó la primera piedra del actual Santuario de la Virgen de San Juan y también el 30 de noviembre pero de 1769 se trasladó solemnemente la imagen de su antiguo santuario al actual.
E1 16 de enero de 1836 la Santa Sede otorgó al santuario de la Virgen el título de Agregada a la Basílica de San Juan de Letrán; el 15 de agosto de 1904 se hizo la coronación pontificia de la imagen; el 4 de diciembre de 1923 se erigió el santuario como Colegiata y en 1947 como Basílica Menor.
Actualmente es el segundo santuario nacional mariano con mayor afluencia de peregrinos, después del de Guadalupe en la Ciudad de México. El santuario es sede de la catedral del Obispo diocesano.